Corazón abierto

Amor propio

Me encanta darme hoy la oportunidad de hablar del amor propio. No es porque me considere experta, de hecho mi experiencia dista mucho de decirme conocedora y poder dar palabras motivadoras encaminadas a fortalecer el amor propio.

Pero justamente por mis experiencias de vida, es que hoy me siento con enormes ganas de hablar de ello. Incluso para descubrir un poco más de lo que tengo dentro de mí y aún no me he expresado, y que seguro me vendrá muy bien; además de compartirte mi sentir y que si en algo puede ayudarte, guiarte, acompañarte, será un placer.

Por gran parte de mi vida fui una completa desconocida para mí misma, mis primeros años me definiría como una pequeña «escondida», temerosa, reservada, enfocada en ser y hacer lo que otros me dictaban y eso me parecía que estaba bien.

Siendo niña mi cotidianidad era siendo juzgada por mi entorno respecto a mi forma de ser, y aunque yo misma no entendía si mi forma de ser estaba bien o mal, por otro lado buscaba destacar y lo académico era mi forma de brillar.

Esa dualidad me llevó a vivir con un caparazón donde lo que otros dijeran o pensaran de mí no me afectaba, pero donde yo misma comencé a exigirme cada día más.

Siempre deseando la perfección, siempre creyendo que debía ser una persona apegada a las reglas, siempre creyendo que nunca era suficiente, siempre deseando romper miedos y barreras mentales pero sin saber cómo hacerlo, quedando atascada en ello. 

Y así pasaron los años, construyendo de mí una persona por momentos empoderada, segura de sí misma, orgullosa de lo que ha logrado, inspirada para seguir creciendo. Y en otros momentos queriendo esconderse en las sombras, por sentir que pasa estancada mucho tiempo, que no es capaz, que fácilmente pierde su brillo.

Durante muchos años, me sentí en una lucha constante conmigo misma. Las exigencias que yo me imponía, que sentía mis papás merecían y que el entorno me pedía, me hicieron creer que ser quien era y cómo era “no estaba bien”.

Siempre he sido una persona cuyas emociones se desbordan por la piel y con un rostro absolutamente transparente, que como estandarte principal ante las situaciones de la vida me hacen vivir con intensidad. Pero que también ha sido razón por la que al no ocultar nada ante otros, esto me juegue a favor o en contra, porque es fácil que la gente saque ventaja o se aproveche de quien ve vulnerable.

No sé en qué momento ni cómo fue, de hecho creo que surgió muy desde dentro de mí y sin siquiera buscarlo, es que comencé a reconocerme y aceptarme. A encontrar en los que siempre había visto como defectos mis oportunidades para aprender y soltar los deseos de perfección.

A descubrir que mis cualidades me hacían tan especial como poderosa para conquistar cualquier sueño que yo quisiera lograr. 

El camino no es sencillo, creo que el propósito de la vida es descubrirnos y evolucionar. Así siempre la vida se las ingenia en ponerte a prueba para asegurarse de que aquello que crees que aceptaste o aprendiste ya no tiene poder sobre ti.

Muchas veces puedes encontrar en nuevas experiencias miedos o inseguridades que no sabías que existían. Cuando creas que todo está resuelto en ti, quizás el mundo exterior, las personas que te rodean o las circunstancias te harán dudar.

Es ahí donde debemos asegurarnos que lo ya recorrido y aprendido nos ha fortalecido; porque nuestro viaje de autoconocimiento nos ha nutrido de un amor propio que hace que hoy estemos listas para eso y más.

Comparte

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *