El fútbol y yo
Desde niña el fútbol ha sido parte de eso capaz de alegrar mis días. Algunos de mis mejores recuerdos de infancia son jugando fútbol con mis primos en la calle, los sábados de estar en casa de mi abuelita y ver los partidos de fútbol de la liga mexicana.
Este gusto por el fútbol creo que viene en la sangre. Es curioso, porque así como a mí me encanta el fútbol, a mi hermana ni le gusta ni interesa, entonces si bien digo que es de sangre, creo que más allá de que fuera una forma de convivir con mi familia, algo en mí conectó con este deporte y de ahí el que hasta la fecha sea para mí una forma de expresión, conexión y pasión.
Si bien a mi papá le gusta el fútbol, es principalmente por parte de mi mamá y su familia que yo descubrí este deporte y me interesó. Me encanta que incluso hasta la fecha mi mamá se sabe muchos datos de la liga mexicana, cuando está el torneo trae en mente cómo va la tabla de posiciones, datos de los jugadores, técnicos y equipos; ve los programas deportivos y todos los partidos posibles.
Como dato curioso, mi mamá le va a las Chivas, porque la familia es de Guadalajara y ha sido una tradición seguir al equipo. Por su parte, mi papá le va al América y a Pachuca, este último porque es el lugar donde nació.
Yo le voy al Cruz Azul (ya te imaginarás todo lo que he sufrido por mi equipo), podría decir que mi segundo equipo es Chivas, el tercero es Pachuca y América… mmm, bueno, el América es el equipo al que nunca le iría y me gusta ver perder. Chistoso, ¿no?
Ahora, si hablamos de mundiales de fútbol. El primer mundial del que tengo ya algunos recuerdos viéndolo en la tele es el de Estados Unidos 1994. En aquel tiempo yo tenía 10 años y tengo un vago flash de que por mi mente pasó el sueño y deseo de ir a un mundial de fútbol.
Francia 1998 lo viví ya con mayor consciencia y recuerdo que incluso verlo en la televisión fue emoción pura. Después vino Corea/Japón 2002 donde ya era mayor de edad, supe que el siguiente mundial sería en Alemania y me prometí que iría.
En aquel tiempo no tenía mucha idea de cómo comprar una entrada para un partido, nunca había viajado “del otro lado del charco”, no sabía cómo lo lograría, pero en mi mente estaba ir a Alemania en 2006.
Al principio mi hermana, una prima y un primo recuerdo que dijimos que iríamos a ese mundial. Fue pasando el tiempo y si bien ellos de cierta forma desistieron de ese sueño, yo no lo solté. De pronto me inscribí a clases de alemán y ahí creo que podría decir que comencé a materializar mi sueño.
Inscribirme a clases de alemán fue en gran parte por mi interés de ir a ese país para el mundial, aunque también en aquel tiempo me interesaba aprender otros idiomas, me parecía un reto interesante, me gustaba cómo se escuchaba, creía que así conocería más de la cultura alemana y pensaba que para ir a Alemania debía saber alemán.
Estudiar alemán fue de las mejores experiencias de mi vida, me trajo a grandes amigos, personas que hoy siguen en mi vida, momentos increíbles y mucho aprendizaje, pero eso quizás te lo contaré en otro momento. Pero bueno, ya estando ahí coincidí con una persona que al contarle mi interés de ir a Alemania, ella resonó conmigo y también quería ir.
Así fue como juntas planeamos nuestro viaje. Igualmente de esto me gustaría contarte más en otro momento, porque hay muchas experiencias y aprendizajes de aquel momento. Lo que aquí te quiero compartir es que si bien en aquel mundial no entré a ningún partido, mi viaje para “ir al mundial” se convirtió en un viaje de mochilera de dos meses por Europa, viví de cerca un mundial de fútbol y me encantó.
Dentro de los grandes highlights de mi experiencia mundialista están haber visto muy de cerquita el trofeo, estar en algunos FanFest viendo partidos, ver a gente con los jerseys de sus países, gente feliz por todas las calles cantando, alentando a su país, orgullosos de sus raíces y entusiastas por ver al próximo campeón.
La final de ese mundial la viví en el FanFest de Berlín, ¡te imaginas eso! Rodeada de gente de diversas nacionalidades, todos emocionados, gritando y viviendo cada jugada, para al final ya con el campeón, todos bailar, cantar y disfrutar. Tan solo de recordar se me pone la piel chinita.
Después de esa gran experiencia, algo pasó. Aquí entra mi yo dramática, jaja, pero es raro, porque si bien quedé extasiada de esa experiencia, las circunstancias de la vida me llevaron a si seguir siendo una entusiasta del fútbol, pero los siguientes dos mundiales, el de Sudáfrica y de Brasil si bien los vi desde mi casa y seguro me habría encantado ir, los vi “inalcanzables”.
Fue una etapa de mi vida donde me enfoqué en trabajar, en otros temas personales y no sé en qué otras cosas siendo honesta, pero en esos años no vi como opción ahorrar para irme a un mundial, ni tomarme dos o tres semanas para esos viajes.
Entonces esos los viví desde la comodidad de casa, pero de pronto el siguiente sería Rusia 2018. Ahí creo que las circunstancias de mi vida, mis intereses y enfoque estaban nuevamente en mí, en vivir mi vida eligiendo aquello que yo quiero y entonces decidí que iría a ese mundial.
Para Rusia 2018 dos primos y una prima dijeron que también irían, entonces si bien cada uno planeó su propio viaje, cada quien tuvo una ruta distinta, elegimos tener puntos coincidentes.
Así fue como con mi primo Edu y mi prima Diana fui a dos partidos, con mi primo Jorge estuvimos los cuatro en un partido y conocimos San Petersburgo, además yo fui al partido México – Brasil.
Entonces, esa fue una gran experiencia, porque me sentí acompañada, me encantó estar con ellos en tierras tan lejanas, que viviéramos la experiencia del mundial no solo en las calles sino en un estadio, además podría decir que fue mi primer viaje sola por varias ciudades.
Tuve retos que también luego te contaré, conocí lugares que nunca había imaginado y que quizás bajo otras circunstancias o mentalidad habría visto también como inalcanzables, pero elegí vivir la experiencia y hoy tan solo de recordar, me vuelvo a emocionar.
Y así es como llego a mi presente, donde después de Rusia 2018 supe que el siguiente mundial sería Qatar 2022 y me dije en aquel momento que iría. Pero lo que ha sucedido desde que lo decidí hasta ahora, te lo contaré después.