Lo veo todos los días, ¿y ahora?
Cuando una relación de pareja llega a su fin, uno de los consejos comunes que puedes recibir es “no lo vuelvas a ver” o incluso tú misma pensar “lo quiero fuera de mi vida”...
Ya te platicaba antes que en mi chip mental no está esa idea. El fin de una relación para mí no se trata de ahora odiarlo, de desearle lo peor, de no querer verlo ni en pintura; pero, entonces quiere decir que ¿me siento tranquila si tengo que verlo todos los días?
Tener que ver a tu ex-novio todos los días no es un proceso sencillo, sin embargo, si las circunstancias así son, ya sea porque estudian en la misma escuela o incluso van en la misma clase, o quizás porque son vecinos, o porque trabajan en el mismo lugar, no es que fácilmente te cambiarás de escuela, casa o trabajo.
Aunque quizás si exista quien tome una decisión de ese tipo, si no es tu caso, entonces hay que aceptar la situación y fluir con ella, con todo lo que eso implica.
Yo ya pasé por esa experiencia, mi última relación de pareja fue con un compañero de trabajo, incluso durante mucho tiempo seguimos trabajando en el mismo lugar, y podría decirte que el proceso no fue fácil, por algunos de los factores en torno al final de nuestra relación, que te platicaba en “¿Y si me rompe el corazón?”
Tras una separación bajo las circunstancias que sean y más allá de tu forma de ser o que simplemente quieras llevar “la fiesta en paz” con tu ex, el corazón es el corazón, los sentimientos, los recuerdos, incluso la atracción, es algo que no desaparece, y menos de un momento a otro.
Yo en este proceso pasé creo que por todas las etapas del duelo amoroso y no precisamente en una línea recta. Fue en un sube y baja de emociones, un avance y retroceso, acompañadas de toda la intensidad que le ponemos las mujeres, y además teniendo que lidiar con la presencia de esa persona. Estaba ahí, pero no conmigo.
Así que si tu situación te suena parecida a la mía, la mala noticia es que el estar en paz teniendo que ver todos los días a tu ex quizás no suceda de forma inmediata.
Al principio podrá costar mucho trabajo, podrá doler, incluso podrá sacar de ti una versión con momentos oscuros, nublados por la tristeza. Será probablemente un altibajo de emociones, sentimientos, acciones y reacciones; quizás sean necesarios varios meses o en algunos casos más para que llegue esa tranquilidad.
La buena noticia es que si llegará ese momento de paz, te lo prometo; sobre todo, si te enfocas en ti, en estar bien, en fortalecerte.
Si con madurez y entereza asumes tu responsabilidad en vivir el presente, un presente donde él ya no está a tu lado, donde ahora es tu compañero de trabajo y donde buscando estar en armonía con tu entorno, con quienes te rodean y sobre todo contigo misma, te eliges a ti.