Si algún día soy mamá
Tengo más de 30 años y quizás un tanto extraño para las mujeres de mi generación o incluso de generaciones más jóvenes que la mía, no soy madre.
Y no es que esa “no experiencia” en mi vida me martirice o esté presente en mi cabeza todo el tiempo, pero si existen muchos momentos en que familiares, amigos o conocidos me cuestionan… ¿cuándo piensas tener hijos?, claro está, acompañado de la otra pregunta del millón, “¿cuánto te casas?”.
Cuando era muy joven, imaginándome a mis 30s si me veía casada y ya con una familia, pero ahora que me encuentro en esa etapa, no me he lamentado que no haya sido así. Simplemente me he dado cuenta que la vida que he elegido vivir ha estado alejada de una decisión de la magnitud de dar vida y educar a otro ser, pero pienso que estos años de vida me han formado y seguirán formando para algún día, si así me toca vivirlo, tener una familia y dar todo de mi, porque debo admitir que es algo que en un futuro me gustaría vivir.
A mi me fascinan los niños, mis tres sobrinos son mis personas favoritas en este mundo, jugar con ellos, guiarlos y acompañarlos para mi es una experiencia única, enriquecedora y motivo de felicidad, sin embargo, nunca he realizado un rol de madre ante ellos o cualquier otra persona, por lo que, cuando llego a pensar en la idea de ser madre, si me cuestiono si sería capaz de cubrir un rol tan trascendental.
Ser madre para mí no se trata de dar vida, sino de dar la vida por otro ser. De una elección donde se sabe que muchas veces estarás más para esa persona que para ti misma, donde algunas actividades ya no podrás hacerlas como antes, donde tu tiempo estará compartido, donde tu sueño quizás sea reemplazado por cambios de pañales, llanto o hambre, donde en ti recaerá la responsabilidad de las enseñanzas, cuidados y crecimiento de esa personita y estará en ti formar a un ser humano de bien, donde tu vida dará un giro absoluto.
Pero por otro lado, mientras me cuestiono si podría hacerlo bien, también esas mismas razones me entusiasman por algún día dar ese giro absoluto, por recibir de la vida ese gran regalo que transforme mis días y pueda trascender de la mano de un ser tan mágico como imagino para toda madre lo es su hijo.
Y es que las madres que conozco me han mostrado eso, son mujeres que admiro profundamente por su capacidad de ser y estar para sus hijos; ese gran ejemplo de mi mamá, mi hermana, mis abuelitas, tías, primas y amigas.
Cada una siendo tan distinta realizan un estupendo rol como madres; que viviendo experiencias, retos y logros distintos, han dado todo por sus hijos. Son capaces de equilibrar los distintos roles de su vida y demuestran que no hay imposibles; que la vida les ha premiado con esa capacidad de dar, amar y acompañar a un ser que surgió de ellas y al que le dieron raíces para formarse y alas para llegar tan alto como desee.
Así que si algún día soy mamá, deseo tener al menos un poco de lo que cada una de ellas me ha mostrado ante el mejor rol de su vida, el ser madre.

