Corazón abierto

Ser mujer

El Día Internacional de la Mujer fue creado para promover la lucha por los derechos de la mujer. Sin embargo, para mi más allá del tinte político y de la búsqueda de la igualdad que en una sociedad debe tener el papel de la mujer, lo considero un buen día para recordarnos que todos los días debemos celebrarnos como mujeres en todos los sentidos y honrar lo que somos, lo que hemos construido y por lo que cada día nos entregamos.

Ser mujer y la grandeza de serlo se puede ver desde distintos ángulos, con matices, contrastes, con la autenticidad y magia que cada una tenemos y que nos convierte en seres únicos.

Si bien el ser mujer nos dota de características comunes entre nosotras, cada una con su personalidad, actitud, pensamientos y sueños le imprime su propio sello al significado de la palabra MUJER.

Por ello, no me atrevería a hablar de quién es una mujer exitosa, una mujer bella, una mujer inteligente, una mujer extraordinaria, na mujer admirable, una mujer ejemplo… quien es una gran mujer. Creo que todas vivimos o deberíamos vivir cada día para serlo, todas lo somos.

Todas somos mujeres poderosas, con capacidades, habilidades, pensamientos, conocimientos y enseñanzas distintas, que nos construyen para ser las mujeres que somos, tan distintas como mágicas.

Tenemos la capacidad de vivir, comprender y sentir con intensidad ante lo que nos rodea; disfrutamos compartir aquellas enseñanzas o alegrías que nos dan nuestras experiencias. Y aunque en ocasiones lo olvidamos, debemos saber que valemos tal cual somos.

El ser una mujer bella no va de la mano de estándares establecidos, ni de un maquillaje como aliado, ni de un color de piel, ojos o estatura, ser bella se logra siendo auténtica, mostrando en tu exterior todo aquello que eres interiormente, estando en armonía contigo y con lo que te rodea, sintiéndote orgullosa de quien eres, de tus raíces y de hacia dónde vas, ser bella es simplemente ser tú

Las mujeres somos valientes. Ante las situaciones de la vida que nos retan, nos hacen tambalear o que nos hacen dudar, sacamos lo mejor de nosotras, para hacerlas parte de nuestras experiencias. A los seres que amamos los apoyamos y defendemos ante todo y todos.

Los sueños que deseamos alcanzar los tomamos como realidades y luchamos por conseguirlos. Frente a las adversidades y tristezas nos mantenemos en pie para convertirlas en triunfos y alegrías. Y si bien cada quien enfrente batallas distintas, cada quien afronta momentos únicos, la manera en que nos sostenemos y nos levantamos ante ello es uno de nuestros grandes poderes.

El éxito es subjetivo, y como tal está en cada una el reconocer nuestros éxitos y considerarnos mujeres exitosas. Así que antes de pensar en el éxito, pensemos en aquello que nos hace felices, que nos hace sentir plenas, que disfrutamos hacer, con lo que soñamos y convertimos en una realidad. Aquello que transforma día con día nuestra vida y la de quienes nos rodean, por lo que trabajamos, nos entregamos y apasionamos cada día, aquello que nos mueve y nos hace mejores seres humanos, pues realizar todo ello es ser mujeres de éxito.

No hay algo más admirable que una persona única, una persona que cada instante da lo mejor de sí, que con sus actos se gana el respeto y se convierte en ejemplo de quienes le rodean, de con quienes comparte lo que es, lo que piensa, lo que siente y lo que sabe. 

Así que creo que no hay una combinación secreta para ser grandes mujeres, solo hay momentos en que siendo quienes somos, sintiéndonos orgullosas del camino que hemos recorrido y disfrutando del presente, a cada instante estamos siendo esa gran mujer que solo nosotras podemos ser.

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