Rodéate de la frecuencia que quieres ver, sentir y vivir
Somos seres sociales y como tal es que en nuestro entorno hay personas con quienes convivimos, algunos de forma constante y otros ocasional; pero consciente o inconscientemente todos ellos tendrán cierta influencia en nosotros y en nuestras vidas.
Apenas leía esta frase:
Pasa mucho tiempo con cinco fumadores, tú serás el sexto.
Pasa mucho tiempo con cinco personas fit, tú serás el sexto.
Enséñame a tus amigos, yo te enseñaré tu futuro.
Escoge tu círculo de influencia conscientemente.
Y me hizo completa relación con este tema del que te quería hablar, así que creo que nada es coincidencia en la vida, por ello la retomo aquí.
Yo desde hace unas semanas que regresé de vivir mis experiencias en India y después en Nueva York en el ashram, es que traía en mente hablar de esto, ya que al “volver a mi vida cotidiana” sentí que estaba perdiendo esa frecuencia de la que me había rodeado al estar ahí. Y no solo hablo de personas, sino de las propias actividades que en ese lugar hacía como parte de mi rutina.
Entonces ahora que comienzo a poner en palabras todo esto que siento es que por un lado me gustaría abordar el tema desde ambas perspectivas, las personas y los hábitos o actividades con que creo mi vida y me creo a mí misma.
Retomando la frase que te compartía al inicio, desde hace años he tenido claro que la gente que conforma mi círculo inmediato es clave para mí y mi vida.
Ahora que caigo en cuenta, quizás es una razón por la cual justamente este círculo directo se ha reducido muchísimo, pues llegó un punto en que estaba rodeándome y permitiendo que entrara energía que estaba chocando con mi propia energía, personas que no estaban sumando sino muchas veces restando, que me hacían vibrar en una sintonía que no era en la que quería estar.
Y no es una actividad que haya hecho hace tiempo, esa de “depurar” a la gente en mi entorno y que entonces ya el resto de mi vida solo estará la gente “que suma”; ya que gente nueva entra en nuestras vidas de forma constante, por los nuevos lugares a los que vamos, nuevos hobbies, simplemente nuevas actividades que hacemos o haciendo las mismas quizás la vida nos lleva a que aparezca gente nueva; es por ello que mantener consciencia de a quién estoy permitiendo entrar en mi espacio es clave en todo momento.
Incluso puede existir gente que hoy resuena conmigo; pero por alguna razón, mañana podría ya no ser así; y está bien. Simplemente lo importante será darnos cuenta de ello y actuar.
De ahí viene el también realizar constantemente ejercicios de introspección para evaluar si hoy estamos en el lugar donde queremos estar, haciendo lo que queremos hacer, siendo la persona que queremos ser… y en dado caso, si no es así, definir qué acciones implementaremos, qué hábitos adquiriremos, qué rutinas modificaremos; las cuales nos llevarán a estar en sintonía con lo que queremos, con nosotras, con nuestra esencia.
Y todo eso nos lleva a que podamos justamente rodearnos de la frecuencia que queremos ver, sentir y vivir.
En mi caso personal te comparto lo que experimenté. Estuve varios meses fuera de mi casa, conviviendo con gente nueva, principalmente en India y después en Nueva York; en ambos casos realizando actividades completamente distintas a las que solía realizar aquí, pero que en realidad yo elegí vivir, porque justamente eran esa frecuencia que quería ver, sentir y vivir.
Fueron más de 10 semanas donde de manera consciente elegí tener ese círculo de influencia, personas que como yo (aunque cada quien desde su propia experiencia y perspectiva) estaban interesadas en conocer la India, en vivir un proceso ayurvédico de desintoxicación, en prestar atención a su salud, a tener una alimentación saludable, o en el caso del ashram en Nueva York todos interesados en profundizar en nuestras prácticas de meditación y yoga, a prestar mayor enfoque en nuestra sadhana, a practicar activa y conscientemente karma yoga a través de acciones diarias donde pudiéramos brindar un servicio desinteresado.
Es así que más allá de las situaciones donde puedes toparte con experiencias, personas o energías que no son las que quisieras incluso en espacios donde creerías que habrá solo aquello que sí resuena contigo, no siempre es así y, eso también es parte de la vida. Sin embargo, al ver la “pintura completa” de estas experiencias, me parece extraordinario haber elegido consciente y libremente entrar en un espacio, una frecuencia y una sintonía de lo que quería vivir, conectada con lo que quería ver y sentir.
Recorrer las calles de India, conectar con su gente, abrirme a nuevas formas de experimentar la espiritualidad, realizar un panchakarma donde diariamente por 21 días recibí masajes deliciosos, tratamientos que estaban haciendo bien a mi cuerpo, órganos, piel, músculos; nutrirme a través de alimentos saludables, pero también a través de lo que podía percibir con todos mis sentidos, con las risas con mis compañeros de aventura, con el entorno hermoso, todo sumando a estar bien en cuerpo, mente y espíritu.
O en el ashram comenzar todos mis días muy temprano para nuestro satsang con meditación, kirtan, reflexiones, aprendizajes; después practicar yoga al menos un par de horas al día junto con pranayama; alimentar mi cuerpo con comida vegetariana deliciosa; hacer karma yoga; tener un satsang nocturno, ocasionalmente realizar por la mañana caminatas silenciosas con meditación o hacerlas por mi cuenta para seguir nutriendo todos mis sentidos, ni qué decir de contemplar cada amanecer y atardecer, la espectacular vista de la naturaleza a todo mi alrededor, momentos conectado más conmigo, meditando, orando, cantando o conectando de otras formas con las personas con quienes estaba compartiendo el espacio y que teníamos intereses comunes de un trabajo personal interior.
Así, todo esto que hoy te cuento y que podrá sonar una rutina básica, para mí se convirtió en un día a día de esa versión de Ari que hoy quiero ser, fue de tal forma que al volver a mi “vida diaria” sentí que estaba perdiendo esa parte de mí que había encontrado en otros lugares, me sentí desconectada de esa frecuencia con la que había sintonizado y a través de la cual estaba construyéndome en el sentido que quería, alineada con mi propósito y mis deseos.
Entonces, si bien al principio resultó en un shock ante “la pérdida”, en lo que me he enfocado en las semanas siguientes ha sido en tres cosas.
Por un lado, en que aquellas personas, relaciones, historias con las que ya no me siento alineada, las he soltado. Por el otro, estoy trabajando en traer a esta que es mi realidad actual esos espacios con los que resoné, me hicieron bien y quiero que se queden mi vida además de no soltar las conexiones con las personas que están en la frecuencia de la que deseo seguirme rodeando.
Y finalmente estoy a la par trabajando en ciertos ajustes en mi vida actual que me lleven a tener en plenitud esa vida que deseo, a vivir más experiencias alineadas con lo que deseo construir en mí, a seguir sumando a mi vida a nuevas personas que sean ejemplo, guía y compañía en mi camino, para mantenerme rodeada y yo misma siendo esa frecuencia que quiero ver, sentir y vivir.