
Frente a mis emociones
De pronto un día, ¡perdí la inspiración!
Desde hace varios años tener un espacio para escribir y compartir se convirtió en una práctica común y feliz para mí. Si me conoces desde hace tiempo, quizás sepas que mi hermana y yo tuvimos una revista digital llamada Blá. Cuando decidimos terminar ese proyecto, ante mi necesidad de seguir escribiendo elegí crear Nosotras multicolor.
Desde aquellos años, tener estos espacios se convirtió en el lugar para expresar mis emociones, de desahogo de todo tipo de sentimientos, de poder interiorizar para encontrar lo que me gusta, lo que me inspira, lo que siento y así compartirlo.
Yo soy una persona siempre movida por mis emociones. Si bien creo que con el paso de los años he ido trabajando en adquirir mayor inteligencia emocional, el cómo me siento emocionalmente sigue influyendo de forma importante en mis acciones, y más si se trata de expresarme.
Cuando me expreso, ya sea hablando o escribiendo, si llevo una fuerte carga emocional, con facilidad pueden llegar las lágrimas, los sentimientos y emociones a flor de piel, poniéndome en una posición vulnerable.
Desde hace algunos años me encuentro soltera. Antes de eso, pasé casi 10 años en pareja, en realidad fueron dos parejas distintas y entre una y otra relación un tiempo soltera de 4 meses; posteriormente tuve algunos “intentos” de tener pareja, aunque ninguno de ellos trascendió.
Mi última relación duradera yo la concluí. Los últimos intentos la verdad no fueron decisión propia, pero en el fondo sé que fueron lo que debía suceder, lo mejor para todos. Y entonces a partir de ese momento creí que todo lo que vendría sería positivo para mí, que el trabajo de introspección que implicaría seguir mi camino estando solo conmigo misma sería muy enriquecedor y lleno de alegrías en el camino.
Tras este tiempo, no puedo decir que sea del todo malo, sin embargo, si ha sido duro, si he tenido altibajos, si he tenido momentos positivos de paz y felicidad, pero también muchos tantos de incertidumbre, llanto, frustraciones, dolor, tristeza, inseguridad; y es así como, sin darme cuenta, este camino me ha llevado a perder la inspiración en más de una ocasión.
Y la inspiración no es que la haya perdido por no tener pareja, sino que esas circunstancias que yo veía como la oportunidad para continuar mi vida solo conmigo misma, retomar viejos gustos o hábitos, reencontrar o descubrir nuevos sueños y proyectos, analizar mi interior para saber hacia dónde quería dar nuevos pasos, se ha combinado con experiencias inesperadas, algunas tristes, otras frustrantes, otras que me hicieron dudar hasta de mí misma.
Fue así como con la intención de querer que todo fuera positivo, creo que bloquee buena parte de mis emociones para no permitirme flaquear. Y aunque la soledad se convirtió en mi mejor compañera y ahí cuando estaba por estallar me permitía en ocasiones llorar, dudar, pensar… en público no era así, entonces al querer expresarme escribiendo algo de mi sentir las palabras no fluían.
De repente no sabía por dónde comenzar, en ocasiones eran tantas las ideas que se agolpaban en mi cabeza que elegía “mejor escribo en otro momento donde tenga mayor claridad…”
Y fue así que para publicar algo me llevé mucho más tiempo del esperado, que los temas que quería compartir sólo se acumularon en una lista infinita de pendientes.
Así, me cayó el veinte que este tiempo de cierta forma como dijera la película “Click”, una parte de mi vida la viví en piloto automático, porque era más sencillo, menos doloroso y más llevadero no sentirme vulnerable, no exponer mis sentimientos, no hacer frente a mis emociones y dejar que la vida siguiera su curso y me llevara por donde eligiera.
Ahora tras una pandemia que nos movió todo en nuestro entorno, pero que también movió nuestro interior, mi ser se llenó de emociones, por mi cabeza pasaron miles de pensamientos, mi corazón no dejaba de sentir y es así como queriendo expresar todo eso guardado, fue que me di cuenta que las palabras seguían sin salir hasta el momento en que decidí poner fin a la tregua que había puesto a hacer frente a mis emociones.
Todo este tiempo no había querido pensar mucho ni de fondo para no sentirme débil, pero sin saberlo no me estaba dejando cerrar ciclos adecuadamente, me estaba haciendo vivir aún más carente de amor propio, no me estaba dejando ser yo, no me estaba dejando concentrar en mi, en empoderarme, fortalecerme y hoy ser mejor que ayer, mejor que hace un año, mejor que hace diez.
Sé que el camino de soltar apegos, de vivir en transición hasta retomar mi propio rumbo puede ser largo. Yo que todo lo pienso miles de veces, que mi cabeza va y viene infinitamente con cualquier acontecimiento, que de repente tiendo a clavar mis pensamientos en lo malo, en lo que me frustra, en lo que me deprime, sé que estoy en un proceso.
Para bien o para mal pongo por delante el corazón y sé que el proceso de sanar interiormente de algunas cosas que he vivido no lo lograré de un momento a otro. Pero hoy sí sé que quiero volver a ser yo en plenitud, sé que quiero ser feliz, sé que quiero dar amor a mi alrededor, sé que quiero compartir mucho contigo y es así como hoy elijo que aunque seguro llevará una carga intensa haré frente a mis emociones.
Y te cuento todo esto, porque deseo que si alguna ocasión te has sentido como yo, por las mismas o distintas circunstancias, quiero que sepas que al final todo está en nosotras mismas.
Seamos pacientes para con sabiduría y sobre todo amor propio salir adelante, seamos capaces de hacer frente a lo que sentimos, a lo que nos está haciendo bien pero también a lo que nos está haciendo mal.
Está bien sentirnos débiles solo si eso nos hará tomar más fuerza e impulso para ser mejores, hagamos frente a todo lo que se nos presenta, sepamos que nosotras somos nuestra mejor compañía y por ello debemos estar bien interiormente para transmitir en esplendor toda nuestra luz.

