A él no le gustas tanto
Un día creí que estaba frente a mis ojos aquel hombre con el que siempre soñé, a quien podría algún día llamar mi compañero de vida y aventuras. Al principio ese extraño sentimiento y sensaciones en mi piel me llevaron a tener miedo, pero estar cerca de él, reír, cantar, bromear, platicar, convivir e incluso hasta llorar, se sentía tan natural, tan bien, que lo que percibí como un instante, se convirtió en una realidad.
Esta se trata de una historia de amor, con un final de caminos separados. Él se sentía bien, ella también, ¿podía haber algo que no cuadrara en la ecuación?
Sí, las personas llegan en el momento en que deben llegar a nuestras vidas. Sin embargo, se encontraban frente a alguien con quien todo encajaba menos el tiempo, tiempo perfecto con ambos siendo imperfectos. Ella queriendo comenzar una nueva historia, él teniendo miedo de dejar de lado su pasado y presente con historia; y así esa historia, su historia llegó a su fin.
Hay ocasiones donde nos cruzamos con personas a quienes de inmediato reconocemos, o al menos eso creo yo. Ese chispazo de empatía y entendimiento nos hace saber que estábamos para encontrarnos. Y así mismo, algunas de esas personas se convierten en compañeros de vida eternos y otros sólo pasajeros.
En cuestiones de pareja, creo que no basta con encontrarse y reconocerse. En ocasiones puede haber alguien que a ti te gusta mucho, con quien disfrutas estar, que sientes que es “el indicado” y por cuestiones ajenas a ti, simplemente no se da.
Ya sea que él tiene otras prioridades en ese momento en su vida; que siente algo por ti, la pasa bien contigo y te quiere en su vida pero solo como amiga. Quizás incluso tiene pareja; lo que está pasando en su vida le hace sentir miedo; por decisión propia o de voces en su entorno no quiere una relación contigo.
O se trata de alguien cuyos sentimientos por ti no son recíprocos y tú no le gustas, ni caes bien, ni te quiere en su vida; y entonces, por más que tú quieras, estés y des, es fundamental reconocer que como dijera una película, “a él no le gustas tanto”.
A mí me ha sucedido estar en ambos lados de la moneda. La verdad cuando estuve del lado donde la otra persona “no me gustaba tanto”, lo percibía como algo natural y honesto, porque para mí es claro que si uno elige estar con una persona es porque así lo quiere, sin forzar nada, solo disfrutar y sentir.
Al vivir de cerca estar del otro lado, debo confesar que no está fácil. El ego me ha jugado malas pasadas y me mete en la cabeza ideas tan poderosas como dolorosas de las diversas posibles razones para no gustarle a alguien, para sentirme insuficiente, para sentir que no valgo la pena. De repente aunque te repitas infinitas veces que simplemente no se trata de ti, sino de algo que no tenía que ser, sé que el corazón o quizás la absurda idea del ego de ganar, no te dejan seguir.
Soy creyente de que el amor puede ser unilateral, uno lo da sin esperar recibirlo de vuelta. Si alguien provoca en ti ese sentimiento, solo dalo y siéntete en paz con ello. Sin embargo, para mí igual de importante es el amor que nos damos a nosotras mismas, por ello, si dar amor a alguien más te está lastimando, está poniendo en riesgo tu integridad, tu respeto, tu confianza en ti misma e incluso te está costando lágrimas, elígete primero a ti.
Los seres humanos en ocasiones somos tan egoístas que pensamos que solo con el hecho de nosotros querer estar con alguien, esa persona debe estar ahí.
Y no, también se vale que alguien no te guste tanto, que a alguien le quieras solo como amigo, que si un sentimiento no es recíproco seas honesta y no quieras forzar o intentar algo que sabes que no quieres.
Así que, ya sea que estés en uno u otro lado de la situación, elige ser transparente contigo y con la otra persona. Elige respetar tus sentimientos y los del otro, agradecer lo que hay en tu vida, amar sin esperar nada a cambio, soltar lo que llega a su fin. Elígete a ti y tu paz emocional.