Entre viajes & reflexiones
28 de junio, 2024.
¡Hola! ¿Cómo has estado?
Hoy después de un mes muy movidito te escribo mientras viajo en un tren que me llevará de Sevilla a Madrid, para cerrar ahí el mes y comenzar julio en un nuevo destino.
Se trata de un país en el que nunca he estado, que me entusiasma y a la vez me parece que será una experiencia retadora, por el lugar y también por el tipo de viaje que realizaré; pero esos detalles los dejaré para una próxima ocasión en que te escriba.
Ahora te cuento que hace poco más de un mes salí de México, primero para realizar un viaje con mi mamá, hermana y sobrina donde durante más de quince días recorrimos algunas ciudades de Europa.
La primera vez que viajábamos las cuatro solas, el primer viaje de mi sobrina a este lado del mundo y para mí una experiencia que me llenaba de ilusión vivir por todo lo que representaba.
Es por eso que no quería dejar pasar más tiempo para escribir un poquito de eso, de lo que con el paso de los días me sigue moviendo, porque siento que traigo dentro de mí un cúmulo de emociones por ese viaje, por las dos semanas posteriores donde ya estuve “sola” y por lo que en los próximos días comenzará.
Si me conoces, sabrás que me encanta viajar. Si me pagaran por hacerlo, creo que estaría viajando todo el tiempo (creo ya habrá que darle vida a la idea de que eso suceda). Es así que hace unos años, no recuerdo muy bien cuándo ni cómo fue, pero estando con mi hermana y su familia propuse la idea de que cuando mi sobrina cumpliera 15 años nos fuéramos ella, mi hermana, mi mamá y yo de viaje por Europa.
Esto surgió porque mi sobrina desde pequeñita dice que le gustaría recorrer muchos países, conocer muchas ciudades, viajar por el mundo. No sé cómo surgió en ella ese interés, pero a mí me pareció extraordinario por mi gozo ante los viajes, entonces ver que alguien tan cercano y que tanto amo quisiera también explorar el mundo, me llenó el corazón.
Así quedó aquella idea y sin darnos cuenta pasaron los años y llegó el día. Mi sobrina desde aquel instante tuvo muy presente que en 2024 haríamos ese viaje de chicas, por lo que, acercándose el año era momento de darle forma para convertirlo en realidad.
Algo que disfruto es organizar mis viajes, así que corrió por mi cuenta armar opciones de rutas, definir traslados, reservar hospedajes, actividades y todo el proceso logístico para el viaje.
Ahora viéndolo en retrospectiva, fue un viaje increíble, aunque eso si, nunca sale todo tal como uno lo imagina; porque algunas cosas no salen tan bien, pero otras salen mejor que en pensamientos.
Si bien lo más que se pudo estaba ya definido, reservado, pagado, siempre surgen imprevistos y esta no fue la excepción. Tuvimos situaciones que nos sacaron de balance, nos confrontaron a cada una de formas distintas, nos sacaron del confort, nos llevaron a dar más, a resolver, a confiar.
Para mí, imponerme la obligación de que todo saliera perfecto fue poner una presión extra en mis hombros, porque deseaba que ellas solo tuvieran que disfrutar, pero al final los planes no salen del todo como uno los traza, sin embargo, todo sucede tal como debe ser (aunque a uno le cueste entenderlo en ocasiones).
– Para muestra un botón: en este instante mi tren se ha detenido en Puertollano. No sé dónde es, lo único que veo por la ventana es una construcción medio destruida, no se si haya una población o estación de tren cercana; tampoco nos han dicho porqué nos hemos detenido y aquí estamos esperando que el viaje continue o como acaba de decir una abuela a su nieto “que suceda lo que deba suceder” –
Pero volviendo al viaje familiar, también de esas experiencias que dejan los viajes es que uno cuando lo define en papel puede sonar sencillo, bonito, fácil; pero cuando ya estás ahí resulta que hay tantos factores que no están en tus manos y otros que si pero que no previste, que le quitan esa ligereza a la experiencia.
En este caso, yo definí una ruta que nos permitiera desde mi perspectiva aprovechar al máximo los días, de ahí que incluía 9 ciudades; sin embargo, esto implicó muchas horas de traslados entre aviones y trenes; cargar con maletas que aunque uno cree que va ligero terminan pesando, junto con todos esos factores de los que no se tiene control.
En fin, viajar para mí es de las experiencias más completas, es un acelerador de la vida misma, es dejarte llevar por lo incierto aún con plan en mano; es abrirte a soltar el control, confiar y dejar que la vida suceda.
Hacerlo sola a mí me ha llevado a infinitas enseñanzas; pero también tener la oportunidad de hacerlo acompañada es tener a cada paso grandes aprendizajes, porque es aprender de ti, de los demás, de tu relación con ellos y tu entorno, de esos botones que ante las acciones de los demás se aprietan en ti, te provocan emociones y reacciones distintas que también hay que reconocer, trabajar e ir evolucionando.
Y sin duda también te recomiendo que hagas un viaje como el que yo hice. Para mí se trataba de un viaje de gozo, pero también de conexión de las cuatro, conectar con nuestro linaje materno, conectar con lo que muchas veces en la vida cotidiana puede dejarse pasar por alto o que por el paso de la vida donde cada quien vive su vida, dejamos de conectar desde esos lazos de sangre, con nuestras heridas pero también nuestras evoluciones.
Te envío un abrazo grande y nos leemos muy pronto.
Ari 💜